Un estudio realizado por London School of Economics realizado a más de 5.000 mujeres y que dejó resultados, según ellos, sorprendentes en materia de construcción de «amor» por parte de ellos.
Las cifras arrojadas aseguraron que estas son mucho más felices y exitosas estando solteras, ya que creen que tienen mayor tiempo para desarrollarse cuando no tienen hijos o esposo.
Paul Dolan, profesor de ciencias del comportamiento en la London School of Economics, dijo, según explicó The Guardian, las mujeres solteras son «más saludables y felices que nunca se casaron ni tuvieron hijos».
“Te arriesgas menos, ganas más dinero en el trabajo y vives un poco más. Ella, en cambio, tiene que aguantar eso y muere antes que si nunca se hubiera casado manifestó el profesor.
Dollan agregó que el subgrupo de población más saludable y feliz son las mujeres que nunca se casaron ni tuvieron hijos.
El estudio mostró que en el caso de los hombres es todo lo contrario, pues estos manifestaron ser más felices y exitosos cuando están cansados.
Asimismo, indica que estos tienen menor temor a la toma decisiones lo que les permite cosechar mayores resultados al lado de una mujer.
Por otro lado, según Dolan, las mujeres que estando casadas son propensas a menor cantidad de tiempo para sí mismas.
Mientras que el hombre se potencia al delegar «tareas» a su pareja en el hogar lo que permite vivir mucho menos estresado y tranquilo para dedicarse a sus proyectos y/o objetivos personales y profesionales.
El amor propio
Desde pequeños nos enseñan a ser amables y cariñosas con los demás. Sabemos que no está bien insultar a la gente – y mucho menos a la gente que queremos -, que hay que pedir las cosas por favor y que está bien ser agradecidos con los demás.
También con los desconocidos, pero especialmente con los conocidos y los seres queridos.
Ni se nos pasaría por la cabeza hablar mal de ellos, insultarles, faltarles al respeto o tratarlos de manera déspota o despectiva.
Es más, normalmente, nos preocupamos de cuidar a las personas que queremos, de ayudarles si lo necesitan y de asegurarnos de que están bien y se sienten valorados.
Y, sin embargo, muchas de nosotras no hacemos lo mismo con nosotras mismas.
Si hay alguien a quien siempre nos olvidamos de cuidar y tratar con la misma deferencia es a nuestra propia persona.
Y, sin embargo, nosotras somos la persona con la que más tiempo pasamos y con la que vamos a estar para siempre.
Cómo practicar el amor propio
Lo primero que debemos tener en cuenta que cuidar de nosotros no debe ser considerado como un trabajo o una obligación.
Algo más de lo que preocuparnos y con lo que estresarnos por si lo hacemos bien o mal. Por si hoy hemos cumplido con la cantidad y calidad de cuidados personales que nos habíamos propuesto.
En realidad, lo ideal es que se trate de algo mucho más sencillo y natural que eso.
La mayoría de nosotros no se pone como tarea – ni lo ve como tal – el dedicar un tiempo a cuidar a sus seres queridos.
Comprarle un detalle a su pareja porque yendo por la calle le ha recordado a ella, o llamar a nuestras madres e ir a visitarlas.
Lo hacemos porque los queremos, nos gusta cuidarles y nos sale natural. Y así debería ser con nosotras mismas también.
Para ello hay que alejar la culpabilidad y la sensación de que somos egoístas si hacemos algo por nosotras o nosotros mismos.
Cuidar de nosotros mismos y practicar el amor propio implica querer para nosotras lo que querríamos para nuestros seres queridos.
No significa necesariamente darnos pequeños caprichos – aunque puede serlo – o dedicar un día a la semana a ir a hacernos un tratamiento o cuidar nuestra salud física y mental del resto de personas.