No es ningún secreto que la dinámica familiar puede variar enormemente y que el orden de nacimiento puede influir en la conducta de una persona.
Pero ¿sabías que tu lugar en el orden jerárquico entre hermanos puede tener posibles implicaciones relacionadas con tu probabilidad de meterte en problemas?
Un estudio reciente realizado por investigadores de instituciones líderes, entre ellas el MIT, la Universidad Northwestern y la Universidad de Florida, ha puesto el foco en los segundos hijos, con un enfoque específico en los segundos varones.
“Los segundos hijos tienen entre un 20 y un 40 por ciento más de probabilidades de enfrentar problemas disciplinarios en la escuela y verse involucrados en el sistema de justicia penal en comparación con sus hermanos primogénitos”, destaca el estudio.
Lo que explica un experto
El economista del MIT Joseph Doyle, colaborador del trabajo de investigación, expresó su sorpresa por los resultados durante una entrevista con la NPR.
Los datos sugerían que, en comparación con los primogénitos, los segundos hijos mostraban una propensión notablemente mayor a las medidas disciplinarias y a la supervisión.
“Encontramos que la inversión de tiempo de los padres medida por el tiempo fuera de la fuerza laboral es mayor para los primogénitos entre los 2 y 4 años, lo que sugiere que la llegada de un segundo hijo extiende las inversiones parentales en la primera infancia para los primogénitos”, dijo Doyle.
Para entender el estudio
La investigación, realizada en Dinamarca y Florida, tuvo en cuenta varios factores clave, como la salud temprana, las inversiones de los padres, la calidad de la educación y la dinámica entre hermanos.
Curiosamente, los resultados fueron notablemente uniformes en los dos lugares distintos.
El estudio arrojó algunas conclusiones importantes. Una de ellas fue que los segundos hijos, especialmente los que tenían entre dos y cuatro años, tenían más probabilidades de ir a guarderías y de tener madres empleadas que sus hermanos mayores.
La primera infancia, que suele estar monopolizada por los primogénitos, se ve alterada con la llegada de un segundo hijo.
La atención de los padres se divide entonces entre los hermanos, con posibles consecuencias para el comportamiento y la disciplina.
Doyle explica: “El primogénito tiene modelos a seguir, que son los adultos. Y los segundos, los hijos que nacen después, tienen modelos a seguir que son niños de dos años ligeramente irracionales, es decir, sus hermanos mayores”.
Un dato importante
Un descubrimiento notable del estudio fue que el empleo materno y el uso de servicios de guardería eran más comunes para los segundos hijos entre las edades de dos y cuatro años en comparación con sus hermanos mayores.
Como explica el estudio, los primogénitos suelen disfrutar de atención exclusiva hasta la llegada de sus hermanos menores.
Sin embargo, la introducción de un segundo hijo puede llevar a una ampliación de la inversión parental en el primogénito, dividiendo la atención parental entre los dos hermanos.
Cómo sobrellevar a un niño rebelde
Ser padre de un niño rebelde puede ser uno de los aspectos más desafiantes de la crianza de los hijos.
Es una situación que enfrentan muchos padres en el condado de Hunterdon, Nueva Jersey y otros lugares, donde el comportamiento de un niño parece poner a prueba y superar los límites constantemente.
En Portum Behavioral Health, comprendemos las dificultades que esto puede traer y ofrecemos información sobre cómo navegar estos tiempos turbulentos de manera efectiva.
La rebeldía suele ser una parte natural del desarrollo infantil, especialmente durante la adolescencia.
Es una etapa en la que los niños comienzan a buscar la independencia, a formar su propia identidad y a cuestionar las normas impuestas por los padres y la sociedad.
Sin embargo, cuando esta rebeldía se vuelve frecuente y grave, puede tensar las relaciones familiares y provocar problemas de conducta importantes.
Establezca límites claros y consistentes
Los niños, especialmente los que son rebeldes, necesitan límites claros. Estos límites deben ser coherentes y comunicarse con claridad.
Cuando los niños saben qué se espera de ellos y las consecuencias de sus acciones, se puede reducir la probabilidad de rebelión.
Asegúrese de que las reglas sean justas y apropiadas para su edad, e involucre a su hijo en el proceso de establecer estas reglas cuando sea posible, ya que esto puede ayudarlo a sentirse más comprometido a cumplirlas.
Comunicación abierta
Fomentar un entorno en el que se fomente la comunicación abierta puede reducir significativamente el comportamiento rebelde.
Hágale saber a su hijo que puede hablar con usted sobre cualquier tema sin temor a ser juzgado o castigado con severidad.
Esto genera confianza y lo ayuda a sentirse seguro al expresar sus pensamientos y sentimientos, lo que puede prevenir los actos rebeldes como forma de comunicación.
Mantén la calma y la compostura
Una de las estrategias más importantes a la hora de tratar con un niño rebelde es mantener la calma.
Reaccionar con ira o frustración puede empeorar la situación y dificultar la resolución de los conflictos.
En lugar de eso, respire profundamente y acérquese a su hijo con una actitud serena.
Esto no solo le ayudará a mantener el control de la situación, sino que también le dará un ejemplo positivo a su hijo sobre cómo manejar las emociones.