Imagina estar en una situación de vida o muerte, y tu pequeña hija de tres años te cuenta que ha hablado con Jesús.
Esta es la sorprendente historia de Zola, una niña que vivió una experiencia cercana a la muerte que dejó a sus padres asombrados.
Todo comenzó en 2018 en Ohio, cuando Brittani Tomic, la madre de Zola, fue despertada en medio de la noche por su hija, quien sangraba por la boca después de una cirugía de extracción de amígdalas.
La situación era alarmante, pero Brittani sabía que debía mantener la calma y buscar ayuda médica de inmediato.
La llamada al 911 y la carrera al hospital marcaron el inicio de una odisea médica para la pequeña Zola.
Antes de esta cirugía, Zola había experimentado convulsiones desde que tenía dos años.
Los médicos sospechaban de apnea del sueño y la remitieron a un especialista en condiciones de cabeza y cuello.
Este especialista descubrió que las amígdalas de Zola estaban agrandadas y podrían estar obstruyendo su respiración, por lo que se programó la cirugía.
La familia tenía grandes expectativas de que esta cirugía solucionaría los problemas de salud de Zola, pero la realidad resultó ser diferente.
Una semana después de la operación, Zola entró corriendo en la habitación de sus padres sangrando, lo que desencadenó una nueva crisis médica.
La pequeña tuvo que someterse a una transfusión de sangre de emergencia que, afortunadamente, le salvó la vida.
Sin embargo, no fue hasta meses después que Brittani descubrió lo que su hija había experimentado durante la noche en que casi muere.
La experiencia cercana a la muerte
Zola le preguntó a su madre cuándo podría volver a ver a Dios, una pregunta que dejó a Brittani perpleja.
Ella le preguntó cuándo había visto a Dios, y la respuesta fue sorprendente: «La noche en que morí».
La niña compartió que Dios le había dado un abrazo y que seguía teniendo conversaciones con Él.
Aunque Zola nunca llegó a estar clínicamente muerta, su madre cree que tuvo una experiencia cercana a la muerte o que Dios vino a ella para traerle consuelo y compañía durante ese momento crítico.
Lo más increíble es que Zola también mencionó haber visto a Jesús, describiendo su presencia como un arco iris y afirmando que Jesús le agradeció por ser su amiga y amarlo.
Esta experiencia asombrosa no solo dejó a la familia de Zola con gratitud por su recuperación, sino que también los inspiró a regresar a la iglesia.
La historia de Zola es un testimonio conmovedor de cómo la fe y la espiritualidad pueden brindar consuelo y esperanza en momentos de dificultad y cómo la mente de un niño puede abrirnos a lo inexplicable.
Imagen de portada tomada / Inside Edition