Temblores en la luna podrían causar catastróficas inundaciones en la tierra

Todos hemos visto las consecuencias que un terremoto puede causar: la destrucción total de un lugar, gritas inmensas en el suelo y la pérdida de cientos de vidas, eso sin contar con todos los efectos que e dan a largo plazo como consecuencia.

Pues bien, todo este caos es causado en sólo un par de segundos. Ahora, imagina lo que pasaría si ese sismo durara mucho más tiempo, diez minutos exactamente, y que además se prolongara incluso horas. Esta es la duración de los sismos lunares o ‘lunamotos’.

¿La razón? Mientras que en la tierra tenemos el agua, o mejor dicho, la erosión química, la luna es seca y rígida.

«El agua debilita la piedra, expandiendo la estructura de los diferentes minerales. Cuando la energía se propaga a través de una estructura compresible, actúa como una esponja y amortigua las vibraciones», explicaba Clive R. Neal, profesor asociado de ingeniería civil y ciencias geológicas en la Universidad de Notre Dame.

La luna, sin embargo, como decíamos es una piedra fría, seca y rígida en mitad del espacio. No hay nada que amortigüe los temblores y, por ello, incluso si el terremoto no es intenso, “sigue y sigue” sin mayor problema.

Tipos de sismos lunares

Según parece, hay al menos cuatro tipos diferentes de temblores lunares:

  • Seísmos profundos que ocurren a unos 700 km bajo de la superficie
  • Vibraciones producidas por el impacto de los meteoritos
  • Temblores térmicos causados por la expansión de la corteza cuando se ilumina por primera vez con el sol de la mañana tras semanas en la fría noche lunar
  • Movimientos superficiales. La mayoría de ellos son suaves e inofensivos.

No obstantes, según los científicos de la NASA no están muy seguros de dónde se originan los sismos lunares de poca profundidad y en dónde se presentan.

¿Qué tiene que ver todo esto con la tierra?

En efecto, esta resulta ser una pregunta bastante interesante. Para resolverla, Thomas Watters, un geocientífico planetario en el Museo Nacional del Aire y el Espacio del Instituto Smithsoniano, realizó un estudio en el que se analizó las posiciones de la Luna y la Tierra desde 1969 hasta 1977.

De acuerdo con los resultados, se descubrió que las ubicaciones de las fallas que posiblemente eran responsables por los lunamotos superficiales cobran sentido si la causa era una combinación de contracción relacionada con el enfriamiento y la atracción de las mareas terrestres. El modelo es respaldado por lo que parecen ser reacomodos recientes de la superficie de rocas cercanas a estas fallas.

Esta evidencia indica que la Luna está “técnicamente activa”, concluyó el estudio.

En la Tierra, la palabra tectónica se ha asociado con múltiples placas tectónicas. Sin embargo, la tectónica se refiere a procesos a gran escala, incluidos aquellos que facilitan la pérdida de calor, que influyen la evolución de estructura, dijo Ken Hudnut, un geofísico del Servicio Geológico de Estados Unidos que no estuvo involucrado con el estudio.

Aunque la Luna no tiene placas tectónicas, dijo, el uso del equipo de la frase “tectónicamente activa” es sólida y está respaldada por evidencia convincente.

La reacción inversa: La más temible consecuencia

Ahora, si nos detenemos en las consecuencias que puede tener un temblor lunar sobre la tierra, entonces las condiciones se ponen un poco más preocupantes.

Todo esto porque, de acuerdo con el equipo científico sobre Cambio del Nivel del Mar de NASA en poco más de una década, la alineación del aumento del nivel del mar con un ciclo lunar producirá un dramático aumento de las inundaciones por las mareas altas en las ciudades costeras por un ‘lunamoto’.

Así las cosas, este nuevo estudio proyecta que estas inundaciones a veces ocurrirán en grupos que durarán un mes o más en la década de 2030, dependiendo de las posiciones de la luna, la Tierra y el sol. Inclusive, algunas ciudades podrían registrar inundaciones cada uno o dos días.

La razón de este esperado aumento de las también llamadas inundaciones molestas está ligada al ciclo lunar de 18,6 años. Es decir, un sismo regular en la órbita de la Luna que tarda este tiempo en completarse y que causará graves daños a la humanidad.