Un reciente estudio revela que las personas que viven cerca del mar tienen una salud mental mejor si lo comparamos con las personas que viven en la urbe.
Según una investigación de Health & Place, las personas que habitan a menos de un kilómetro del mar tienen un 22% menos de posibilidades de desarrollar síntomas relacionados a la salud mental en comparación con los que viven a más de 50 kilómetros.
El simple hecho de observar la inmensidad del mar puede llegar a tener un efecto tranquilizador. La impresión de sentirse tan pequeño e insignificante al lado de una fuerza tan poderosa puede despertar una sensación de asombro, y la cual está demostrado científicamente que tiene efectos psicológicos y emocionales beneficiosos.
Beneficios de vivir cerca del mar
Aire más limpio y menos contaminado
Varios estudios demuestran que el aire del mar es mucho más limpio y menos contaminado.
La brisa salada del mar es rica en yodo y sales marinas, lo que ayuda a mejorar la respiración, estimulando incluso en muchas ocasiones la descongestión nasal.
Además, el yodo contribuye al sistema inmunológico, ayudando a combatir determinadas infecciones.
Cabe recalcar que la brisa marina logra equilibrar los niveles de serotonina, disminuyendo así la ansiedad y el estrés.
Por este motivo, es usual que las personas que residen cerca del mar tengan mayores niveles de felicidad.
Recibe mayor cantidad de vitamina D
Vivir cerca del mar significa obtener más luz solar y una mayor cantidad de vitamina D.
La falta de vitamina D puede causar serios problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, anemia, diabetes, hipertensión, entre otras.
Sin embargo, las personas que viven cerca del mar, en lugares con climas cálidos y soleados, absorben mucha más vitamina D, y eso se ve reflejado directamente en su salud.
Mejor calidad del sueño y menos estrés
Vivir cerca del mar favorece que la tensión del cuerpo se estabilice, contribuyendo así a que las personas se relajen.
Esta sensación de máxima relajación ayuda a conciliar un sueño más prolongado, profundo y de calidad.
El agua, la luz del sol y el aire fresco favorecen que el cuerpo esté listo para dormir.
Vivir en zonas costeras también disminuye los niveles de depresión, ya que vivir en grandes ciudades debido al ajetreo aumenta los niveles de estrés, producto de la tensión del tráfico, el ruido, la cantidad de gente, etc.
Combate la depresión y mejora metabolismo
Establecerse cerca del mar ocasiona un crecimiento de los neurotransmisores, lo que ayuda a subir el estado de ánimo y la positividad.
Además, con solo observar y escuchar el mar se estimula la dopamina, una hormona del bienestar relacionada con la felicidad.
Las personas que residen cerca del mar presentan una normalización en la producción de hormonas tiroideas y hasta una mejor absorción de elementos como el magnesio y el calcio, lo que beneficia al sistema metabólico.
Mejor salud física y frecuencia cardíaca
Las personas que viven en la costa están más expuestas a salir al exterior y realizar ejercicios, logrando así experimentar una sensación de paz percibiendo la tranquilidad del mar.
Esto hace que el cerebro logre una mejor concentración y que la actividad sea más provechosa. Este estilo de vida no solo fomenta el autocuidado, sino que también es energizante y revitalizante. Permite la estabilización de la tensión arterial.
En los pueblos o ciudades que están al mismo nivel del mar, la presión atmosférica es mayor, al igual que la cantidad de oxígeno, favoreciendo la oxigenación de órganos y tejidos corporales, lo que afecta directamente a la tensión arterial.
Diariamente, si una persona pasa unos minutos en un entorno de agua salada, obtiene grandes beneficios para la piel.
Las sales presentes en el agua marina ayudan en la cicatrización de heridas, por lo que el acné, los cortes y hasta las inflamaciones internas se curarán rápidamente después de darse un baño.