Nuestro sistema solar solía tener nueve planetas. El astrónomo Mike Brown, también conocido como “el hombre que mató a Plutón”, dijo que recibió mensajes de odio de niños y llamadas obscenas a las 3 de la mañana durante años después de que su hallazgo más famoso ayudara a cambiar eso.
Brown, profesor de astronomía planetaria en Caltech, descubrió otro pequeño mundo llamado Eris en el Cinturón de Kuiper, un vasto anillo de objetos helados más allá de la órbita de Neptuno que también es el vecindario del ex noveno planeta.
La revelación de 2005 desencadenó una cadena de eventos que llevaron a la degradación de Plutón de la categoría de planeta al año siguiente, aún controvertida.
Pero ahora, de la misma manera que el Cinturón de Kuiper efectivamente le quitó un noveno planeta, Brown y otros científicos creen que podría devolver uno.
La distancia del supuesto nuevo planeta
El cinturón, que los astrónomos creen que está formado por restos de la formación del sistema solar, se extiende 50 veces más lejos del Sol que la Tierra, con una región secundaria que se extiende más allá de él por casi 20 veces esa distancia.
Plutón, ahora clasificado como un planeta enano junto con Eris, es solo uno de los más grandes entre las decenas de cuerpos helados que existen allí, y no domina su propia órbita ni despeja la órbita de otros objetos.
Es por eso que no puede tener la misma categoría que los ocho planetas restantes, según las pautas establecidas por la Unión Astronómica Internacional.
Sin embargo, como los objetos del Cinturón de Kuiper están tan lejos del Sol, son difíciles de detectar.
En búsqueda de él
Durante más de una década, los astrónomos han estado buscando en esa zona un planeta oculto que nunca ha sido observado, pero cuya presencia se infiere por el comportamiento de otros objetos cercanos.
“Si encontramos otro planeta, sería un gran logro”, dijo Malena Rice, profesora adjunta de astronomía en la Universidad de Yale.
“Podría cambiar por completo nuestra comprensión del sistema solar y de otros sistemas planetarios, y cómo encajamos en ese contexto. Es realmente emocionante: hay mucho potencial para aprender muchísimo sobre el universo”.
El entusiasmo viene acompañado de cierta controversia: diferentes grupos tienen teorías rivales sobre el planeta en sí, mientras que algunos investigadores creen que no existe en absoluto.
“Sin duda, hay escépticos declarados sobre el Planeta Nueve; es un tema un tanto polémico”, dijo Rice.
“Algunas personas creen firmemente que existe. Otras creen firmemente que no existe. Hay mucho debate en el intento de determinar qué es y si está ahí. Pero ese es el sello distintivo de un tema realmente interesante, porque de lo contrario la gente no tendría opiniones acaloradas al respecto”.
El debate podría resolverse pronto, una vez que a finales de 2025 entre en funcionamiento un nuevo telescopio capaz de estudiar todo el cielo disponible cada pocas noches.
Hasta entonces, un equipo de investigadores cree haber encontrado la evidencia más convincente hasta el momento de que el planeta oculto es real.
Una ‘pistola humeante’
La búsqueda del Planeta Nueve ha comenzado recientemente, pero el debate sobre su existencia se remonta a más de 175 años.
“Desde que Neptuno fue descubierto con éxito en 1846, al menos 30 astrónomos han propuesto la existencia de varios tipos de planetas transneptunianos, y siempre se han equivocado”, dijo Konstantin Batygin, un colega de Brown que también es profesor de ciencia planetaria en el Instituto de Tecnología de California.
Los astrónomos definen como “transneptuniano” a cualquier cuerpo que orbite alrededor del Sol más allá de la órbita de Neptuno.
“Nunca pensé que estaría hablando de que hay evidencia de un planeta transneptuniano, pero creo que a diferencia de todas las ocasiones anteriores, en este caso, en realidad tenemos razón”, agregó.
Batygin y Brown se encuentran entre los principales defensores del Planeta Nueve.
El planeta ‘Nueve’
La pareja ha estado trabajando activamente en la búsqueda del planeta oculto desde 2014, inspirados por un estudio realizado por los astrónomos Scott Sheppard, científico del Instituto Carnegie para la Ciencia en Washington, DC, y Chadwick Trujillo, profesor asociado de astronomía y ciencias planetarias en la Universidad del Norte de Arizona.
Sheppard y Trujillo fueron los primeros en notar que las órbitas de un puñado de objetos transneptunianos conocidos estaban extrañamente agrupadas.
El dúo sostuvo que un planeta invisible —varias veces más grande que la Tierra y a más de 200 veces la distancia de nuestro planeta al Sol— podría estar “pastoreando” a estos objetos más pequeños.
“La evidencia visualmente más impactante sigue siendo la más temprana: que los objetos más distantes más allá de Neptuno tienen órbitas que apuntan en una dirección”, dijo Brown en un correo electrónico.
Desde entonces, Batygin ha sido coautor de media docena de estudios sobre el Planeta Nueve, que ofrecen varias líneas de evidencia sobre su existencia.
La más sólida, dijo, se encuentra en su último trabajo, coescrito por Brown y otros dos investigadores y publicado en abril en The Astrophysical Journal Letters.
Es casi un hecho
El estudio rastrea cuerpos helados sujetos a algún tipo de perturbación que los inyecta en la órbita de Neptuno antes de que abandonen por completo el sistema solar.
“Si observas estos cuerpos, su vida útil es diminuta en comparación con la edad del sistema solar”, dijo Batygin. “Eso significa que algo los está poniendo allí. ¿Y qué puede ser?”
Una opción podría ser algo llamado marea galáctica, una combinación de fuerzas ejercidas por estrellas distantes en la galaxia de la Vía Láctea.
Pero Batygin y su equipo realizaron simulaciones por computadora para probar este escenario frente a la presencia del Planeta Nueve, y descubrieron que un sistema solar sin el planeta oculto está «fuertemente refutado por los datos».
“Es una prueba irrefutable y resulta evidente en retrospectiva, por lo que me siento un poco avergonzado de que hayamos tardado casi una década en darnos cuenta de esto. Más vale tarde que nunca, supongo”, dijo Batygin.