Lo que vemos depende de las células de la retina, que se encuentran detrás de los ojos. Estas delicadas células transforman la luz en pulsos eléctricos que llegan al cerebro para su posterior procesamiento.
Sin embargo, debido a la edad, una enfermedad o la genética, las células de la retina suelen deteriorarse.
En el caso de las personas con atrofia geográfica (una enfermedad que destruye gradualmente las células de la retina), los ojos tienen dificultades para enfocar el texto, reconocer rostros y descifrar colores o texturas en la oscuridad.
La enfermedad ataca especialmente la visión central, que permite que los ojos se enfoquen en cosas específicas.
El resultado es que vemos el mundo a través de una lente borrosa. Caminar por la calle con poca luz se convierte en una pesadilla, cada superficie parece una versión distorsionada de sí misma. Leer un libro o ver una película es más frustrante que relajante.
Pero la retina es difícil de regenerar y la cantidad de donantes para trasplantes no puede satisfacer la demanda. Un pequeño ensayo clínico puede tener una solución.
Dirigido por Science Corporation, una empresa de interfaz cerebro-máquina con sede en Alameda, California, el estudio implantó un pequeño chip que actúa como una retina de reemplazo en 38 participantes que eran legalmente ciegos.
Las pruebas del chip
En el ensayo PRIMA, los voluntarios llevaban gafas diseñadas a medida con una cámara que actuaba como un “ojo digital”. Las imágenes capturadas se transmitían a la retina artificial implantada, que traducía la información en señales eléctricas para que el cerebro las descifrara.
Los resultados preliminares revelaron una mejora en la capacidad de los participantes para leer la escala del examen de la vista (una prueba común de letras al azar, en la que cada línea es más pequeña que la anterior).
Algunos incluso podían leer textos más largos en un entorno oscuro en casa gracias a la función de “zoom y mejora” de la cámara.
El ensayo está en curso y se espera que los resultados finales estén disponibles en 2026, tres años después del implante.
Pero según Frank Holz, de la Universidad Ernst-Abbe-Strasse de Bonn, Alemania, el coordinador científico del estudio, los resultados son un «hito» en lo que respecta a la atrofia geográfica resultante de la edad.
“Antes de esto, no había opciones de tratamiento reales para estos pacientes”, dijo en un comunicado de prensa.
Max Hodak, director ejecutivo de Science Corp y ex presidente de Neuralink de Elon Musk , dijo: “Hasta donde yo sé, esta es la primera vez que se ha demostrado definitivamente la restauración de la capacidad de leer con fluidez en pacientes ciegos”.
Ojos bien abiertos
El ojo es una maravilla biológica. Las capas del globo ocular actúan como una lente que enfoca la luz hacia la retina, el “sensor” visual del ojo. La retina contiene dos tipos de células sensibles a la luz: bastones y conos.
Los bastones se encuentran principalmente en los bordes externos de la retina, lo que nos permite ver formas y sombras en la oscuridad o en la periferia.
Pero estas células no pueden detectar el color ni enfocar con más precisión, por lo que la visión nocturna se percibe más borrosa.
Sin embargo, los bastones detectan fácilmente la acción en los bordes de la visión, como ver objetos que se mueven rápidamente con el rabillo del ojo.
Los conos son los encargados de compensar esta deficiencia. Estas células se encuentran principalmente en el centro de la retina y pueden detectar colores vibrantes y enfocarse con precisión en cosas específicas, como las palabras que estás leyendo en ese momento.
Ambos tipos de células dependen de otras células para prosperar. Estas células recubren la retina y, como la tierra de un jardín, proporcionan una base sólida en la que pueden crecer los bastones y los conos.
Lo que lograron los médicos
Con la edad, todas estas células se deterioran gradualmente, lo que a veces produce degeneración macular relacionada con la edad y pérdida gradual de la visión central. Es una afección común que afecta a casi 20 millones de estadounidenses de 40 años o más.
Los detalles se vuelven difíciles de ver, las líneas rectas pueden parecer torcidas y los colores se ven tenues, especialmente en condiciones de poca luz. Las etapas posteriores, llamadas atrofia geográfica, resultan en ceguera legal.
Los científicos llevan mucho tiempo buscando un tratamiento. Una idea es utilizar un parche de células madre impreso en 3D hecho con las células base de la “tierra de jardín” que sostienen los bastones y conos sensibles a la luz.
En este caso, los médicos transforman las propias células sanguíneas del paciente en células de soporte de retina sanas, las adhieren a un armazón biodegradable y las trasplantan al ojo.
Los resultados iniciales mostraron que el parche se integró en la retina y ralentizó e incluso revirtió la enfermedad. Pero este proceso puede llevar seis meses y está adaptado a cada paciente, lo que dificulta su escalabilidad.
Una nueva visión
El sistema Prima prescinde de la regeneración y utiliza un microchip inalámbrico que reemplaza partes de la retina.
El implante de dos milímetros cuadrados (aproximadamente del tamaño de un grano de sal) se inserta quirúrgicamente debajo de la retina.
El procedimiento puede parecer desalentador, pero según Wired , lleva solo 80 minutos, menos tiempo que una película promedio.
Cada chip contiene casi 400 píxeles sensibles a la luz, que convierten los patrones de luz en pulsos eléctricos que el cerebro puede interpretar. El sistema también incluye un par de anteojos con una cámara para capturar información visual y transmitirla al chip usando luz infrarroja.
Juntos, los componentes funcionan como lo hacen nuestros ojos: las imágenes de la cámara se envían al “chip” de retina artificial, que las transforma en señales eléctricas para el cerebro.
Los resultados iniciales fueron prometedores. Según la empresa, los pacientes habían mejorado su agudeza visual un año después del implante.
Las mejoras al final del estudio
Al comienzo del estudio, la mayoría eran considerados legalmente ciegos, con una visión media de 20/450, en comparación con la normal de 20/20.
Cuando se les examinó la vista, los pacientes pudieron leer, en promedio, aproximadamente 23 letras más (o cinco líneas más hacia abajo en la tabla) en comparación con las pruebas realizadas antes de recibir el implante. Un paciente se destacó especialmente, mejorando su rendimiento en 59 letras (en 11 líneas).
El implante Prima también influyó en su vida diaria. Los participantes pudieron leer, jugar a las cartas y resolver crucigramas, todas actividades que requieren visión central.
Aunque el sistema fue impresionante, no funcionó para todos. El implante causó efectos secundarios graves en algunos participantes, como un pequeño desgarro en la retina, que se resolvieron en su mayoría según la empresa.
Algunas personas también experimentaron fugas de sangre debajo de la retina que fueron tratadas rápidamente. Sin embargo, se dieron a conocer pocos detalles sobre las lesiones o los tratamientos.
El ensayo está en curso y el objetivo es hacer un seguimiento de los participantes durante tres años para detectar las mejoras y controlar los efectos secundarios.
El equipo también busca medir su calidad de vida (es decir, cómo afecta el sistema a las actividades diarias que requieren visión y salud mental).
“El ensayo representa un enorme punto de inflexión para el campo y estamos increíblemente entusiasmados de llevar esta importante tecnología al mercado en los próximos años”, afirmó Hodak.