Recientes investigaciones han demostrado que las personas tienden a obtener más felicidad gastando su dinero en experiencias, como viajes y entretenimiento, que en cosas, como ropa y aparatos electrónicos.
Pero ¿la gente es más feliz durante la experiencia adquirida? ¿O la felicidad se deriva más de la anticipación o el recuerdo de la experiencia?
Un estudio descubrió, por ejemplo, que la gente califica sus vacaciones como más placenteras después de regresar a casa que durante el viaje.
Este nuevo estudio, publicado en el Journal of Experimental Social Psychology, ofrece una respuesta sobre los interrogantes mencionados en este texto.
Las experiencias proporcionan una mayor sensación de satisfacción, aunque normalmente pasamos más tiempo con las cosas que compramos.
“Por lo tanto, las experiencias parecen ser una vía más prometedora para mejorar el bienestar que las posesiones, independientemente de cuándo se mida la felicidad”, concluyen los autores del estudio.
El desarrollo del estudio
Para el estudio, los investigadores reclutaron a 2.635 adultos (edad promedio: 32 años) que aceptaron recibir mensajes de texto en momentos aleatorios durante el día, preguntándoles sobre sus emociones y su comportamiento de compra.
Los textos comenzaban con una pregunta sobre la felicidad, en la que se pedía a los participantes que calificaran cómo se sentían “ahora mismo” en una escala móvil que iba desde muy mal (0) a muy bien (100).
A la mitad de los participantes se les preguntó si habían realizado una compra material en la última hora, como ropa, muebles, joyas o productos electrónicos.
A los demás se les preguntó si habían consumido una compra experiencial en la última hora, como comer en un restaurante o asistir a un concierto o evento deportivo.
Cómo llegaron a sus conclusiones
Los investigadores compararon los niveles de felicidad de los participantes que acababan de comprar un objeto con los de los que acababan de consumir una experiencia.
Descubrieron que los compradores de experiencias expresaban niveles de felicidad más elevados que los compradores de bienes materiales, sin importar el costo de las compras.
“Sería injusto comparar una camisa con un viaje, pero cuando tenemos en cuenta el precio, todavía vemos este resultado donde las experiencias se asocian con más felicidad”, explica Amit Kumar, autor principal del estudio y profesor de la Universidad de Texas en Austin.
Sin embargo, puede haber diferencias entre los tipos de personas que consumen experiencias con frecuencia y los que compran cosas con frecuencia, diferencias que podrían explicar los niveles más altos de felicidad observados en el estudio.
Otra muestra
Para abordar esta posibilidad, los investigadores realizaron un segundo estudio.
Se reclutó a otros 5.254 adultos (edad media: 31 años). Después de pedirles que calificaran su nivel de felicidad, se les preguntó si habían usado, disfrutado o consumido una compra material o experiencial en la última hora.
A los que respondieron «sí» se les hicieron más preguntas sobre la compra.
Este proceso se repitió varias veces con cada participante, lo que dio a los investigadores la oportunidad de hacer comparaciones de felicidad entre los tipos de consumo de las personas que realizaron ambos tipos de compras.
“Observamos el mismo efecto”, afirma Kumar. “Cuando la misma persona consumía una experiencia, esta se asociaba con una mayor felicidad”.
Un público diverso
Todos los participantes del estudio provenían de sociedades occidentales, educadas, industrializadas, ricas y democráticas (predominantemente de Estados Unidos).
«Por lo tanto, no podemos estar seguros de que la gente tienda a disfrutar más de las compras experienciales que de las materiales en todo el mundo», reconocen Kumar y sus coautores en su artículo.
Aun así, el estudio involucró a grupos de personas más numerosos y diversos que cualquier otra investigación anterior sobre este tema.
También evaluó la felicidad de las personas a medida que realizaban compras en el «mundo real» durante el transcurso de su vida diaria.
“Los resultados dejan claro”, concluyen, “que al menos entre la gente educada en una parte rica, industrializada y democrática del mundo occidental, las experiencias proporcionan más felicidad en el momento que los bienes materiales”.